Prado nace con una idea simple: solucionar problemas. Entiende el diseño y la comunicación como una herramienta tangible capaz de transformar y resolver cuestiones que extrapolan el ámbito de la belleza y de la estética. Antepone la función a cualquier tipo de ornamentación que se desmarca del objetivo esencial del mensaje y su principal ambición es decir en diez frases lo que todos los demás dicen en un libro.